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domingo, 25 de marzo de 2012

DÍA DEL NIÑO POR NACER Y EL ARREPENTIMIENTO DEL "REY DEL ABORTO"

La cuestión del aborto hay que situarla en el marco de una cultura actual contra la solidaridad, contra la vida. Hoy existe una auténtica conjura contra la vida humana y su dignidad.

Por tal motivo para defender los derechos de una criatura que no puede defenderse, se declaró en la República Argentina el día 25 de marzo de cada año como "Día del Niño por Nacer" por decreto presidencial Nº 1046/98.

Se conmemora cada año en la Argentina y el 25 de marzo, se recuerda también en varios países del mundo el Día del Niño por Nacer. Estos derechos tienen un precedente en las leyes argentinas que afirman que toda vida debe respetarse, así como lo invoca el artículo 63 del Código Civil, que dispone “Son personas por nacer las que no habiendo nacido, están concebidas en el seno materno” y el artículo 70 del mismo ordenamiento al señalar: "Desde el momento de la concepción en el seno materno comienza la existencia de las personas", o como lo expone el Código Penal, el cual en su artículo 85 establece: "El que causare un aborto será reprimido con pena de reclusión o prisión..."; el artículo 86, el cual tipifica el aborto profesional, es decir aquel realizado por médicos, cirujanos, parteras, y farmacéuticos cuando abusen de su ciencia o arte para causar el aborto; el artículo 87 que reprime el aborto culposo; y finalmente el artículo 88, el cual pena el aborto de la mujer. ¿No son suficientes estos artículos para darnos cuenta que es un delito que personas inescrupulosas e inhumanas intentan despenalizar?

Además existe sustento jurídico internacional como la Declaración de los Derechos de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño. También los derechos están presentes en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que proclamó que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, ratificando así la afirmación contenida en la Carta de las Naciones Unidas acerca de la fe de los pueblos en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de todo el género humano.

Y en la concreción efectiva de la protección universal de los derechos humanos, para todos los hombres y para todas las naciones, en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959 y en la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

Que tal como se afirma en el Preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño: "el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento".

Haga clic en la imagen para agrandarla.
Especialmente en su etapa prenatal, el niño es un ser de extrema fragilidad e indefensión, salvo la natural protección brindada por su madre. La vida es el mayor de los dones, tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible. El derecho a la vida no es una cuestión de ideología, ni de religión, sino una emanación de la naturaleza humana.

No podemos olvidar el Pacto de San José de Costa Rica y la Convención sobre los Derechos del Niño que en artículo 1º establece: "La República Argentina declara que todo niño es aquel ser humano desde el momento de la concepción hasta los 18 años".

El aborto, objetivamente, es el asesinato de un ser humano, de una persona. Desde la concepción, la persona posee su identidad y su dignidad y las mantiene invariablemente de forma continua. El aborto destroza una vida humana casi siempre con procedimientos de una horrible crueldad para el feto humano, crueldad que siente al ser destruido. No es parte del cuerpo de la madre, es un ser humano distinto. Y como tal ser humano tiene su dignidad y sus derechos, tanto como los ancianos, como los discapacitados, los incurables, los “antisociales”, como todos aquellos a los que la legitimación del aborto pone en la lista de los futuros condenados. No se les va a considerar personas humanas con derecho a la vida, sino partes molestas de una sociedad que no les desea. Podemos afirmar, que el niño por nacer es el ser más débil, necesitado y pobre; no tiene nada, ni siquiera la capacidad de defenderse y pedir auxilio.

En los Estados Unidos existió un médico que durante años defendió el aborto contra viento y marea, hasta que un día se dio cuenta que estaba matando a inocentes indefensos, aquí está su historia.

Bernard Nathanson, el “rey del aborto”
El 21 de febrero de 2011, a los 84 años falleció Bernard Nathanson, el médico que de “rey del aborto”, como se lo llamó, se convirtió en uno de los más importantes defensores de la vida humana desde la concepción.

El Dr. Bernard Nathanson,
reconoció que asesinó
a 75.000 niños.
Su cambio radical de médico abortista a médico pro-vida, se concretó a través de evidencias científicas. “Como científico yo creo, yo sé y conozco que la vida humana comienza en la concepción”, escribió en 1992.

Se reconoció como responsable directo de la muerte de 75.000 niños no-nacidos. Había nacido en Nueva York en 1926, se graduó de médico en 1949 y abandonó la industria del abominable crimen del aborto en 1979.

En la revista médica The New England Journal of Medicine, escribió un artículo sobre su experiencia con los ultrasonidos, afirmando que en el feto existía vida humana. Dicho artículo incluía declaraciones como la siguiente: "el aborto debe verse como la interrupción de un proceso que de otro modo habría producido un ciudadano del mundo. Negar esta realidad es el más craso tipo de evasión moral". Aquel artículo provocó una fuerte reacción. Nathanson y su familia recibieron incluso amenazas de muerte.

La autobiografía del
"Rey del aborto".
Su testimonio, especialmente a través de dos películas, El Grito Silencioso” (1984) y El eclipse de la razón” (1987) y de su autobiografía “La Mano de Dios” (1996), es capital para el esclarecimiento y la promoción de la defensa de la vida del niño no-nacido en todo el mundo.

En su biografía, confiesa que estudió medicina en la Universidad de McGill (Montreal), y en 1945 se enamoró de Ruth, una joven judía e hicieron planes de matrimonio. La joven, sin embargo, quedó embarazada y cuando Bernard le escribió a su padre para consultarle la posibilidad de contraer matrimonio, éste le envió cinco billetes de 100 dólares junto con la recomendación de que eligiese entre abortar o ir a los Estados Unidos para casarse, poniendo en riesgo su brillante carrera como médico que le esperaba.

Bernard puso su carrera por delante y convenció a Ruth de que abortase. No la acompañó a la intervención abortiva y Ruth volvió sola a casa, en un taxi, con una fuerte hemorragia, estando a punto de perder la vida. Al recuperarse -casi milagrosamente- ambos terminaron su relación. "Ese fue el primero de mis 75.000 encuentros con el aborto, me sirvió de excursión iniciadora al satánico mundo del aborto", confesó el Dr. Nathanson.

Aborto por operación cesárea.
Luego de graduarse, Nathanson inició su residencia en un hospital judío. Después pasó al Hospital de Mujeres de Nueva York y entró en contacto con el mundo del aborto clandestino. Para entonces ya había contraído matrimonio con una joven judía, tan superficial como él, según confesaría, con la cual permaneció unido cerca de cuatro años y medio. En esas circunstancias Nathanson conoció Larry Lader, un médico a quien sólo le obsesionaba la idea de conseguir que la ley permitiese el aborto libre y barato.

En 1969 fundó la "Liga de Acción Nacional por el Derecho al Aborto", una asociación que intentaba culpabilizar a la Iglesia católica y a los cristianos en general de cada muerte que se producía en los abortos clandestinos.

Aborto por envenenamiento salino donde la
criatura es envenenada y quemada con
una solución salina altamente
concentrada que se inyecta
en el líquido amniótico.
Ya arrepentido de sus crímenes contra los niños por nacer confiesa Nathanson: "He abortado a los hijos no nacidos de amigos, colegas, conocidos e incluso profesores. Llegué incluso a abortar a mi propio hijo", lloró amargamente el médico, quien explicó que a la mitad de la década de los sesenta "dejó encinta a una mujer que lo quería mucho. (.) Ella quería seguir adelante con el embarazo pero él se negó. Puesto que yo era uno de los expertos en el tema, yo mismo realizaría el aborto, le expliqué. Y así lo hice", precisó.

En 1992, escribió una carta pública que constituye un testimonio excepcional y una advertencia a tener muy en cuenta, sobre todo en los países que sufren la presión abortista para legalizar el crimen abominable del aborto. Allí explica las tácticas usadas para legalizar el crimen del aborto: Hacerse con los medios de comunicación; falsificar estadísticas; jugar la carta del anti catolicismo; ignorar la evidencia científica.

Aborto por succión donde la criatura es 
destrozada por una potente aspiradora.
Luchó con todas sus fuerzas contra el abominable crimen que tanto había contribuido a instaurar y se convirtió en uno de los más acérrimos opositores a la matanza de inocentes. Y como verdaderamente sabía más que nadie sobre lo que era aquel espantoso crimen, tantas veces cometido por él, su campaña contra el mismo tuvo una resonancia mundial.

Ya metido de lleno en la lucha contra el aborto, Nathanson había abandonado su antigua profesión de "carnicero humano" pero aún quedaba pendiente el camino de vuelta a Dios. Descubrió la religión católica que abrazó con fervores de converso y en ella permaneció feliz hasta el momento de entregar su alma a Dios.

Otro aborto por succión,
aquí en un bebé de 10 semanas.
El 9 de diciembre de 1996, el Dr. Nathanson, judío de nacimiento, perseguido por su propia colectividad y convertido en un proscripto por sus propios colegas médicos por negar el aborto, finalmente fue bautizado en la Iglesia Católica por el Cardenal John O’Connor, en la catedral de San Patricio de Nueva York, en la fiesta de la Inmaculada Concepción.

Las palabras de Bernard Nathanson al final de la ceremonia, fueron escuetas y directas. "No puedo decir lo agradecido que estoy ni la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí durante todos los años en los que me proclamaba públicamente ateo. Han rezado tozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos”.

Carta abierta del Dr. Bernard Nathanson (1992):
“Soy responsable directo de 75.000 abortos, lo que me empuja a dirigirme al público poseyendo credibilidad sobre la materia.

Aborto por dilatación y curetaje, se hace
mediante un filoso cuchillo curvo o cureta, y
se lo corta en pedazos al niño dentro del útero.
La enfermera va retirando las partes de la
criatura tratando que no quede nada dentro
de la madre.
Fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional para Revocar las Leyes sobre el Aborto en los Estados Unidos, en 1968. Entonces una encuesta veraz hubiera establecido el hecho de que la mayoría de los norteamericanos estaban en contra de leyes permisivas sobre el aborto. No obstante, a los 5 años conseguimos que la Corte Suprema legalizara el aborto, en 1973. ¿Cómo lo conseguimos? Es importante conocer las tácticas que utilizamos, pues con pequeñas diferencias se repitieron con éxito en el mundo Occidental.

Nuestro primer gran logro fue hacernos con los medios de comunicación; les convencimos de que la causa pro-aborto favorecía un avanzado liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces seríamos derrotados, amañamos los resultados con encuestas inventadas y las publicamos en los medios; según ellas el 60% de los norteamericanos era favorable a la implantación de leyes permisivas del aborto. Fue la táctica de exaltar la propia mentira y así conseguimos un apoyo suficiente, basado en números falsos sobre los abortos ilegales que se producían anualmente en USA. Esta cifra era de 100.000 (cien mil) aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a los medios de comunicación fue de 1.000.000 (un millón). Y una mentira lo suficientemente reiterada, la opinión pública la hace verdad.

Aborto por parto parcial, es cuando el
médico arranca a la criatura del vientre
materno con unas pinzas.
El número de mujeres que morían anualmente por abortos ilegales oscilaba entre 200 y 250, pero la cifra que continuamente repetían los medios era 10.000 (diez mil), y a pesar de su falsedad fue admitida por muchos norteamericanas convenciéndoles de la necesidad de cambiar las leyes sobre el aborto.

Otro mito que extendimos entre el público, es que el cambio de las leyes solamente implicaría que los abortos que se practicaban ilegalmente, pasarían a ser legales. Pero la verdad es que actualmente, el aborto es el principal medio para controlar la natalidad en USA. Y el número de anual de abortos se ha incrementado en un 1500%, 15 veces más.

El médico entonces toma al niño entre
 sus manos como si se tratara
de un parto normal.
La segunda táctica fundamental fue jugar la carta del anti catolicismo. Vilipendiamos sistemáticamente a la Iglesia Católica, calificando sus ideas sociales de retrógradas; y atribuimos a sus Jerarquías el papel del "malvado" principal entre los opositores al aborto permisivo. Lo resaltamos incesantemente. Los medios reiteraban que la oposición al aborto procedía de dichas Jerarquías, no del pueblo católico; y una vez más, falsas encuestas "probaban" reiteradamente que la mayoría de los católicos deseaban la reforma de las leyes antiaborto. Y los tambores de los medios persuadieron al pueblo americano de que cualquier oposición al aborto tenía su origen en la Jerarquía Católica y que los católicos pro-aborto eran los inteligentes y progresistas. El hecho de que grupos cristianos no católicos, y aún ateos, se declarasen pro-vida, fue constantemente silenciado.

Cuando tiene bien sujeto al bebé,
le atraviesa sin piedad la nuca
con unas tijeras.
La tercera táctica fundamental fue denigrar o ignorar, cualquier evidencia científica de que la vida comienza con la concepción.

Frecuentemente me preguntan qué es lo que me hizo cambiar. ¿Cómo pasé de ser un destacado abortista a un abogado pro-vida? En 1973 llegué a ser Director de Obstetricia en un gran Hospital de la ciudad de Nueva York, y tuve que iniciar una unidad de investigación perinatal; era el comienzo de una nueva tecnología que ahora utilizamos diariamente para estudiar el feto en el útero materno. Un típico argumento pro aborto es aducir la imposibilidad de definir cuando comienza el principio de la vida, afirmando que ello es un problema teológico o filosófico, no científico.

Pero la fetología demuestra la evidencia de que la vida comienza en la concepción y requiere toda la protección de que gozamos cualquiera de nosotros.

El asesinato culmina cuando el abortista
mediante una sonda, succiona toda la
masa encefálica del niño, mientras que
 en todo el proceso agita su pequeño
cuerpo intentando vanamente de
defenderse.
Ud. podría preguntar: ¿Entonces, por qué algunos doctores, conocedores de la fetología, se desacreditan practicando abortos?

Cuestión de aritmética: a 300 dólares cada uno, un millón quinientos cincuenta mil (1.550.000) abortos en los Estados Unidos, implican una industria que produce 500 millones de dólares anualmente. De los cuales, la mayor parte van a los bolsillos de los doctores que practican el aborto.

Es un hecho claro que el aborto voluntario es una premeditada destrucción de vidas humanas. Es un acto de mortífera violencia. Debe de reconocerse que un embarazo inesperado plantea graves y difíciles problemas. Pero acudir para solucionarlo a un deliberado acto de destrucción supone podar la capacidad de recursos de los seres humanos; y, en el orden social, subordinar el bien público a una respuesta utilitarista.

Como científico yo creo, yo sé y conozco que la vida humana comienza en la concepción. Y aunque no soy de una religión determinada, creo con todo mi corazón que existe una divinidad que nos ordena finalizar para siempre este infinitamente triste y vergonzoso crimen contra la humanidad”.

Dr. Bernard Nathanson.

Existe un video muy interesante en tres partes donde se pueden ver en www.youtube.com las denuncias del crimen que representa abortar, con las propias palabras del Dr. Nathanson. A este video las organizaciones pro abortistas varias veces intentaron que sea quitado de Youtube ya que se sienten “ofendidas” por las palabras del médico que confiesa que la vida comienza con la concepción. Afortunadamente aún no lograron su objetivo.






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